Un hombre rico cuya característica principal era la codicia
y la avaricia, en un momento de lucidez —como cuando una pequeña luz penetra la
densa oscuridad— se percató de su profunda soledad, pues no había en su entorno
un solo ser en el que él pudiera confiar. Sus mañanas eran frías y sus
anocheceres solamente consigo mismo podía compartir.
Fue a visitar al sabio del pueblo y le preguntó:
—Dime, ¿por qué no existe nadie en quien pueda confiar y me
pueda acompañar?
El sabio lo llevó ante un espejo y le cuestionó:
—¿Qué ves?
—Pues a mí mismo.
Inmediatamente lo llevó ante una ventana y le volvió a
cuestionar:
—¿Qué ves?
—Nada —contestó—, ahí está lo que ha estado siempre.
Él no vio el paisaje, los colores, el cauce del río, el sol
brillante; y el sabio le sintetizó:
—En el espejo solamente te ves tú mismo porque el espejo
contiene plata, ésa es la razón de tu avaricia, es lo único que puedes ver.
—¿Y cómo la puedo vencer?
—Necesitas aprender a ver a través del espejo.
—¿Y cómo lo hago?
—La plata es un recurso maravilloso, pero tiene un problema:
su reflejo te ciega. Tienes que aprender a ver con los ojos del corazón, no
pienses más en el costo de las cosas y concéntrate en tus propias emociones y
en las de los demás. Recuerda por siempre que solamente se aprende a ver
auténticamente a través del corazón. ¡Atrévete a vivir sin el espejo!
Miguel Ángel Cornejo
El propocito del blog es bueno pero debes centrar la organización del texto no se alcanza a leer los finales de cada oración.
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