En su libro COMO EL HOMBRE PIENSA James Allen nos dice unas palabras preciosas:
La mente de un hombre se compara a un jardín, que puede ser inteligentemente cultivado o ser abandonado y llenarse de hierbas; pero sea cultivado o descuidado, está destinado a producir.
Si no se siembran semillas útiles, entonces semillas de hierba mala caerán, crecerán en abundancia y se reproducirán.
Al igual que un jardinero cultiva su parcela, manteniéndola libre de mala hierba, cultivando las flores y frutos que requiere, así debe también el hombre atender el jardín de su mente limpiándola de pensamientos dañinos, inútiles e impuros y cultivando hasta la perfección las flores y frutos de pensamientos correctos, útiles y puros.
Sólo siguiendo este proceso el hombre tarde o temprano descubre que él es el jardinero maestro de su espíritu, director de su vida
El hombre es abofeteado por las circunstancias mientras se piense a sí mismo como un ser creado por las condiciones exteriores, pero cuando se da cuenta de que es un poder creativo, y que puede manejar las tierras y semillas de su ser, de las que las circunstancias nacen, se convierte en el dueño y señor de sí mismo.
Cada semilla de pensamiento sembrado dejado caer en la mente, y que echa raíces, se reproduce a sí misma, floreciendo tarde o temprano en acciones, produciendo sus propios frutos de oportunidad y circunstancias.
Buenos pensamientos producen buenos frutos, malos pensamientos malos frutos.
El entorno de las circunstancias toma forma en el mundo interno de los pensamientos, y todas las condiciones externas.
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